Invitación Exclusiva - Juntos con Bio
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- Categoría: Interés general
- Publicado: Viernes, 28 Febrero 2025 20:27

Compartimos la invitación cursada por nuestro Socio Protector, Laboratorio Biogénesis Bagó:
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Artículo de investiagación. Autores: Daniel Mota Rojas, Karina Lezama García, Adriana Domínguez Oliva, Leonardo Sepiurka, Brenda Reyes Sotelo, y Marcelo Daniel Ghezzi.
Una investigación de la Justicia mendocina por maltrato animal a mulas cargueras del Aconcagua (6.962m), reavivó la polémica respecto a si debe prohibirse que los arrieros las alquilen a empresas que operan en la montaña más alta de América.
Las mulas han estado siempre en los ascensos de altura, desde que el Aconcagua se transformó en un atractivo internacional. llevan carpas, ollas, colchones, frazadas térmicas, calentadores, luces de emergencia y hasta baterías para abastecer a los campamentos. Legalmente, sus cargas no pueden superar los 60 kilos, pero hasta la denuncia judicial, los controles eran aleatorias y no siempre se cumplía el límite.
Plaza de Mulas es el principal campamento para realizar el proceso de aclimatación a la altura. Desde noviembre a fin de marzo, deben llevar parte del equipamiento de andinistas, guías, porteadores, guardaparques, médicos, personal de cocina y técnicos que dan vida al pequeño pueblo en altura, cada verano. El 13 de enero, una inspección del Ministerio de Ambiente y Energía de Mendoza y el fiscal Gabriel Blanco, detectó que 70 mulas de un total de 300 estaban en estado de desnutrición y deterioro general.
La subsecretaria de Ambiente, Nuria Ojeda, le dijo a Clarín que evidenciaron maltrato animal y que no podía seguir el sistema de monitoreo y protección como hasta ahora. El control estaba a cargo del Colegio de Veterinarios de Mendoza, con quién existía un convenio para el programa de Bienestar Animal. Se les pagaba 9 millones de pesos por temporada, más 40 millones de pesos que recibían de una tasa impositiva que pagan los que contratan servicio de mulas. Ante las denuncias, el Colegio abandonó la tarea y, de un día para otro, el parque Aconcagua se quedó sin control. Ahora los guardaparques son los encargados.
El monitoreo de Áreas Protegidas del Ministerio de Energía y Ambiente y el Ministerio Público Fiscal determinó que hubo maltrato. Dos personas quedaron detenidas y cerca de 10 arrieros imputados por el delito de maltrato y crueldad animal (Ley 14.346) y más de 70 mulas fueron derivadas para atención veterinaria.
La fundación ambientalista Cullunche, que en otras temporadas tuvo a su cargo el control de las mulas, lleva adelante una campaña en change.org para que las saquen. "Basta de tracción a sangre en Parque Aconcagua" es el enunciado de la petición, que tiene más de 35.000 adhesiones. Antes del 2004 hemos denunciado el mal estado (...) heridas, falta de descanso, cargas pesadas, muertes, ahogamientos", dice la veterinaria Jennifer Ibarra, al frente de la fundación.
Arturo Erice Argumedo, abogado especialista en derechos de los deportes de montaña, está a favor de continuar utilizando a las mulas cargueras. "No se trata de un negocio oscuro: es una actividad tradicional que se ha ido perfeccionando durante los últimos 40 años. Los prestadores de servicios del Aconcagua realizan un exhaustivo trabajo de peso y distribución de cargas sobre los animales, adecuada a cada trayecto y animal", dice.
Fuente: Roxana Badaloni - Clarin
El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) participó junto con empresas exportadoras. Además, se mantuvo una nutrida agenda institucional.
Una expedición española halla el virus potencialmente letal “en todas las especies animales detectadas en cada sitio”
El propio Alcamí y su colega Ángela Vázquez fueron los primeros investigadores que detectaron el patógeno letal en la Antártida, hace justo un año. El virólogo, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC), temía “un desastre” tras el invierno antártico, durante el cual transcurren meses en total oscuridad sin que los científicos puedan saber qué está ocurriendo. Alcamí zarpó en una nueva expedición hace un mes, cruzando el peligroso mar de Hoces o pasaje de Drake desde el sur de América, en el velero australiano Australis, con un laboratorio móvil a bordo.
El equipo ya ha detectado el virus en 28 cadáveres de media docena de especies diferentes: palomas antárticas, gaviotas cocineras, focas cangrejeras, pingüinos papúa, pingüinos de Adelia y págalos, unas aves marinas migratorias. El informe de Alcamí, al que ha tenido acceso EL PAÍS, alerta de que “la carga viral en los animales muertos es muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la proximidad de los cadáveres”.
El grupo también ha observado el patógeno en 14 ejemplares vivos. “No vemos signos de enfermedad en pingüinos, pero hemos encontrado el virus en animales muertos de muchas especies, y también en pingüinos vivos que estamos muestreando. Aunque no veamos síntomas en algunas colonias de pingüinos, el virus está circulando”, explica Alcamí a este diario, con dos periodistas desplazados a la base antártica española Gabriel de Castilla, operada por el Ejército de Tierra. Los investigadores han detectado el patógeno incluso en muestras de aire tomadas en las pingüineras, advierte el informe, remitido al Comité Científico para la Investigación en la Antártida, un organismo internacional.
El equipo de Alcamí alerta de que la presencia del virus en colonias de pingüinos aparentemente sanos “tiene implicaciones para la seguridad humana”, ya que muchos de estos lugares reciben visitas habitualmente tanto de científicos como de turistas. El salto de la gripe aviar altamente patógena a las personas es una de las peores pesadillas para los virólogos, pero de momento el virus no se transmite fácilmente entre seres humanos. La Organización Mundial de la Salud ha registrado 23 casos de personas infectadas y ocho muertes desde hace cinco años, cuando el virus emergió en las aves de corral y se diseminó con éxito en la naturaleza.
El pasado verano, científicos de la Universidad de Cornell confirmaron que el virus, que llevaba meses invadiendo las granjas lecheras de Estados Unidos, estaba saltando de vaca a vaca, y del ganado a gatos. Los investigadores lanzaron una alerta. “La transmisión eficiente y sostenida de mamífero a mamífero no tiene precedentes. Es preocupante porque puede hacer que el virus se adapte, mejorando su infectividad y transmisibilidad a otras especies, incluidas las personas”, advirtieron en un estudio publicado de manera urgente. El equipo de Alcamí también ha identificado que la prevalencia del virus es particularmente alta en la zona de Tay Head, en la isla Joinville, donde ha afectado con especial virulencia a las focas cangrejeras.
Alcamí logró financiación in extremis para su expedición gracias a la intermediación de la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Eloísa del Pino, que logró una donación de casi 300.000 euros de la Unión Española de Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA). Tras realizar muestreos en siete puntos del mar de Weddell, la denominada CSIC-UNESPA Antarctic Expedition continuará un par de semanas buscando animales infectados desplazándose hacia el sur de la península antártica con el objetivo de cartografiar la dispersión del virus y su impacto en la fauna local.
Variante más grave en vacas
El científico explica que se realizaron pruebas PCR para identificar el virus y que posteriormente la confirmación de esa presencia “se realizó mediante secuenciación, lo que garantiza un diagnóstico con una certeza del 100%”. Un hallazgo especialmente relevante de la expedición es la detección del virus en muestras de aire recogidas en las colonias de pingüinos, gracias a un innovador método desarrollado por el CSIC. Los investigadores utilizaron una bomba conectada a un filtro de nanofibras para capturar partículas virales del ambiente, que luego analizaron por PCR. “Estos resultados indican que el muestreo de aire es una metodología válida para la detección del virus sin necesidad de manipular animales”, explica el virólogo del CSIC.
El origen de esta epidemia de gripe aviar que vive todo el planeta está en un subtipo del virus H5N1 conocido como 2.3.4.4b, que ha matado a cientos de millones de aves salvajes y domésticas. Aunque el virus solo debería afectar a aves, desde que comenzó a expandirse en 2020 se han registrado muchos saltos a mamíferos, desde focas y leones marinos en Suramérica, a visones de una granja de Galicia. El contagio entre ganado vacuno en EE UU es de las situaciones más delicadas. En septiembre se descubrió. Un experimento, publicado en Nature en septiembre, confirmó que el virus se estaba propagando sobre todo por medio de los sistemas de ordeño, por lo que se alertó a Europa de que podría sufrir una epidemia similar. Los expertos que firmaban el trabajo reclamaban, por tanto, una “vigilancia masiva”.
Uno de los últimos sustos ha sido descubrir que una segunda variante de la gripe aviar (denominada D1.1) había infectado al ganado lechero en Nevada. La llegada de esta variante, distinta de la original que se creía que era responsable de todos los contagios entre vacas, preocupa especialmente porque es más grave y porque supone que el salto del virus entre aves y vacas se ha dado más de una vez. El Estado de Luisiana informó en enero de la primera muerte por gripe aviar del país, un hombre mayor de 65 años con dolencias previas que se contagió al exponerse a aves muertas salvajes y domésticas en su patio trasero. Se trataba un contagio con esta variante D1.1, que también provocó un caso grave de una adolescente en EE UU.
Fuente: Manuel Ansede - Elpais.com