Tres especialistas brindan consejos para preservar el estado de los animales de todas las categorías en el momento más bravo del año.
Llegó la época más crítica del año en términos climáticos: poca agua, mucha radiación y un calor intenso que sufren tanto las plantas como los animales. Para amortiguar el impacto hay varias cosas que se pueden hacer. Clarín Rural conversó con especialistas en manejo animal para reunir una serie de consejos.
En términos generales resaltan dos recomendaciones principales. La primera de ellas es acotar todo el trabajo entre la madrugada y la tardecita. “No mover hacienda desde las 8 de la mañana ni antes de las 19. Si hay que hacer tareas, dejar los animales encerrados la noche anterior y hacer el trabajo bien temprano”, dice el médico veterinario Javier Confalonieri, y luego añade: “No realizar maniobras innecesarias, no hacer destetes porque generan muchísimo estrés en las madres, que buscan a sus hijos, no toman agua, no buscan la sombra y se mueren”.
Por su parte el especialista en bienestar animal Marcos Giménez Zapiola agrega: “Lo mejor es reducir al mínimo indispensable los tratamientos colectivos. Salvo que el traslado sea muy corto, separar el arreo del trabajo de manga. Todos los movimientos, comenzando por los del propio personal, deben ser pausados y en calma. Sacarse el apuro y los nervios de la cabeza”.
La misma idea rige para el embarque de hacienda. Según Giménez Zapiola, el embarque temprano sirve si la tropa no va a viajar durante el día para ser rematada o faenada al día siguiente, en cuyo caso va a sufrir mucho durante el viaje. “Cargar de madrugada puede servir para traslados cortos entre campos o entre un campo y un feedlot”, remarca.
La segunda gran recomendación es ponerle siempre un ojo atento a la disponibilidad de agua fresca y sombra. Desde el NOA, una de las zonas donde más se sufre estrés térmico, la asesora y coordinadora de los CREA Sofía Padilla explica que el consumo promedio de agua a lo largo del año es de 50 litros diarios por cabeza, pero en estas épocas puede llegar a los 70 litros.
“Hay que asegurar esa provisión, sobre todo en vacas y en terneros, ahora que es época de parición y el golpe de calor es bravo. Lo mejor es que los bebederos sean poco profundos y con alto caudal para que haya mucha renovación de agua”, dice. Luego agrega que en su región la genética adaptada ayuda a que los animales resistan mejor el calor, pero que de todos modos no hay margen para relajarse. “Las dietas deben ser menos calóricas y hay que intentar darlas en las horas de menos calor”.
Al respecto, Confalonieri agrega que con los novillos hay que tener mucho cuidado con los alimentos que se entregan, sobre todo cuando vienen de barrido de silos y no son de una planta de balanceados adecuada. “Se forman hongos y micotoxinas que generan hipertermia y terminan con mortandad de animales como pasó el año pasado en establecimientos de Santa Fe y Buenos Aires”, advierte.
Y por supuesto, en todo momento rige una de las máximas que deberían ser adoptadas durante todo el año: un intenso monitoreo permanente de la hacienda. “Vigilar varias veces al día el suministro de agua, establecer guardias para los domingos y feriados, jamás sacarle la vista al ganado más de unas pocas horas del día y asegurar que los animales dispongan de suficiente espacio, evitar cualquier posibilidad de amontonamiento”, enumera Giménez Zapiola.
Fuente: Lucas Villamil - Clarín.com