Las recomendaciones de una especialista
María Paz Salinas, médica veterinaria especializada en psiquiatría canina, explicó a Página/12 por qué no se debe culpar a los animales y reveló las posibles causas que motivan a los perros a realizar ataques mortales. Y deja en claro que para evitar los episodios trágicos se precisan políticas públicas. "Con la castración como única herramienta no basta", comentó.
Las muertes de personas atacadas por perros no solo impactan en la opinión pública sino que motivan una serie de interrogantes respecto a qué hacer o cómo actuar ante la posibilidad del ataque de una jauría. Es por eso que Página/12 consultó con la médica veterinaria María Paz Salinas, especialista en psiquiatría canina, para intentar dilucidar cómo y porqué se desencadenan estos ataques violentos; cómo reaccionar; y si es posible prevenir este tipo de situaciones.
Una de las primeras conclusiones de la especialista es que no se debe caer en la trampa fácil de culpabilizar al animal porque en cierto punto también son víctimas. “El principal problema acá es la falta de responsabilidad con los animales, porque estos son perros abandonados a la buena de Dios. Están sueltos, sin comida, y eventualmente pueden llegar a predar cualquier cosa”.
En ese sentido señaló que “hay todo un problema cultural de base”, por lo que son necesarias políticas de fondo, que requieren educación e inversión. “La castración no es que no sirve, pero como única herramienta se queda corta. Hay que educar, en principio, porque las jaurías no se hacen de la nada, por arte de magia”, aseguró Salinas.
Y agregó: “Para abrir hospitales, que no solo puedan castrar sino también brindar atención primaria, se necesitan veterinarios y eso requiere recursos. Entonces, ahí arranca el problema de fondo entre a quién le corresponde cubrir esos gastos, si al municipio, a la Provincia o a Nación, y se van tirando la pelota”.
Causas
Consultada respecto a qué motiva este tipo de ataques mortales, la especialista explicó que “es un tema multicausal": “Puede ser que lo ataquen por hambre; por otras razones y que se lo terminen comiendo; también por territorialidad; o quizás la persona hizo una movida inadecuada, como ‘fuera perro’, y el animal lo empieza a atacar”. “Hay que tener en cuenta que estamos conviviendo con una subespecie del lobo”, enfatizó.
Asimismo indicó que “los perros trabajan en grupo y con alianzas. Puede ser que alguno inicie la predación y luego se coordinan”. “En jaurías que están disocializadas, o sea que se criaron en aislamiento con la gente, la cosa puede llegar a ser muy complicada porque también influyen la características culturales de los individuos que hacen a la agresión”.
Por otra parte, Salinas dejó en claro que este tipo de conductas no está asociado a una determinada raza. “No hay razas potencialmente peligrosas. Eso no existe”, afirmó. Y agregó: “La raza no determina la conducta de un animal. En los factores ontogénicos, es decir los factores de desarrollo, son mucho más pesados que la raza. Hay datos duros que avalan esto. Vos podes hacer de un labrador un perro peligroso con un mal manejo, una mala crianza”.
“De hecho, hay una nena que se murió en Mendoza que decían que lo mordió un dogo argentino y yo vi la perra y era una mestiza, como un Golden gigante. No era una Doga y mató una nena”, ejemplificó.
Cómo actuar
Si bien Salinas reconoció que “las jaurías de más de 8 individuos son potencialmente mortales” y “no hay mucho para hacer” ante un ataque inminente, dio una serie de consejos o recomendaciones a tener en cuenta.
“Lo que no tengo que hacer nunca es salir corriendo, porque lo que desencadena la persecución es la huida; y además, nunca una persona va a correr más rápido que un perro".
"Por otra parte, hay que tratar de no confrontar, de no mirar a los ojos al animal sino de mirarle la base de la cola”, sumó. Y resumió: “Uno tiene que tratar de ponerse a salvo y no confrontar a los animales”.
“Tenemos que conocer a la especie con la que estamos conviviendo y para eso hay que dedicar tiempo y recursos y los recursos en Argentina son finitos”, comentó Salinas.
Y cerró: “Es un tema de voluntad política, de educación y de ver la cosas de otra manera. En vez de pelearse y pensar en medidas extremas, como matar o encerrar a los animales que protagonizan un ataque, acá lo que hay que hacer es ver el cuadro completo y es una cuestión multidisciplinaria”.
Fuente: Florencia Coronel - Página12.com