Perfectamente blancos, inteligentes y elegantes, la raza de caballo Lipizzano entró recientemente a la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Ésta es la razón.
El pueblo esloveno de Lipica, un pequeño poblado en los Alpes, está de fiesta. Como morada oficial de una especie única de equinos, el Lipizzano, los habitantes celebraron el reconocimiento de estos caballos como Patrimonio de la Humanidad. Tratándose de una de las razas más distinguidas del mundo, transportó al linaje de los Habsburgo por generaciones.
A lo largo de los 7 países que conformaron al Imperio de Austria, la crianza de los lipizzianos fue un asunto serio para la monarquía. Por ello, Eslovenia entera está de fiesta: después de décadas de cuidados de élite, estos caballos forman parte de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.
Una raza para la élite europea
La raza de los caballos Lipizzanos es oriunda de la tierra del Carso, en Lipica (que se pronuncia Lipitza), en Eslovenia. Incluso desde el auge del Imperio Romano se hablaba ya de un antepasado directo de la raza, que rondaba los pastizales de la región. Eventualmente, se mezclaron con otros caballos napolitanos, españoles y árabes.
Animales tímidos y delicados
Al nacer, su pelaje es típicamente negro. Conforme crecen, sin embargo, se torna grisáceo, hasta alcanzar el fulgor resplandeciente del pelaje blanco que los caracteriza en la edad adulta. Además, son animales delicados: incluso cambios sutiles el clima local puede afectar su estado de salud.
En la actualidad, el caballo lipizzano se considera raro: sólo existen 400 caballos de sangre azul, según los registros oficiales. Un caballo pura sangre de esta raza puede comprarse hasta por varios cientos de miles de euros. Por ello, estos países pidieron conjuntamente su registro en la UNESCO:
- Austria
- Bosnia
- Croacia
- Hungría
- Italia
- Rumania
- Eslovaquia
- Eslovenia