Se trata de uno de los grandes santos populares que ha suscitado devoción a lo largo y ancho de todo el mundo, cumpliendo milagros principalmente en épocas de enfermedades y de peste.
San Roque es uno de los grandes santos populares que ha suscitado devoción a lo largo y ancho de todo el mundo. Conocido como el patrono de los perros y de los enfermos, su imagen se reproduce y se encuentra en muchísimas capillas e iglesias, gracias a los favores que a lo largo de los siglos ha concedido, principalmente en épocas de enfermedades y de peste.
San Roque, nació en Montpellier por el año 1.300. Se dice que era hijo de los príncipes descendientes de la Casa Real Francesa, y que su nacimiento fue consecuencia de un milagro de la Santa María Virgen, luego que sus padres le hicieran una promesa, ya que no podían tener hijos.
De acuerdo a la tradición, este “quedó huérfano muy pronto y vendió toda la herencia familiar para entregar los beneficios a los pobres”. Con la llegada de la peste negra, puso todos sus conocimientos sobre Medicina que había aprendido en su ciudad natal, al servicio de los enfermos y se fue de peregrinaje hacia Roma.
A lo largo de su viaje sagrado llegó a la ciudad italiana de Aguapendente, donde quedó sobrecogido por los estragos de la pandemia más devastadora de la historia. Allí visitó diversos hospitales acompañando y compartiendo con los más necesitados.
Hasta ese momento, San Roque desconocía su poder taumatúrgico, que descubrió cuando, impulsado por su generosidad, trazó el signo de la cruz sobre el cuerpo de un enfermo, y este sanó. Cabe destacar que en ese entonces no existían remedios ni medicinas para curar. A partir de ese momento todos los apestados de la gran sala del hospital quisieron recibir su bendición que los llevaría a la sanación.
Sin embargo, durante su estadía en esa región, contrajo la enfermedad. Las manchas negras vinculadas a la enfermedad comenzaron a aparecer en su cuerpo. Como no quería ser una carga para nadie y, mucho menos, convertirse en propagador de la peste negra, San Roque se “trasladó al bosque para no infectar a los vecinos de Piacenza”, según indica una de las versiones más extendidas de la vida de San Roque y reflejada en la ‘Acta Brevoria’. Cuando estaba moribundo en medio del bosque, fue asistido por un perro que todos los días se acercaba para alimentarlo y limpiarle las heridas.
Una vez curado, Roque decidió volver definitivamente a Montpellier para acompañar a los enfermos a los hospitales.
Otra hipótesis sostiene que en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del lago Maggiore, se negó a revelar su identidad porque quería evitar la gloria mundana, por lo que fue arrestado tomado por espía disfrazado de peregrino. Encerrado, moriría en prisión un 16 de agosto, entre los años 1376 y 1379, con 32 años.
Aunque hay muchas versiones sobre su destino, en todas su final es el mismo: murió en prisión. Así fue cómo Roque se convirtió en el santo contra la peste y otras epidemias, con multitud de rezos y oraciones a su figura.
¿Por qué San Roque es el santo de los perros?
En las estampas del santo es frecuente la figura de un perro que está a su lado. Es que según cuenta la historia, contagiado de peste, San Roque se trasladó al bosque para no infectar a los demás vecinos de Piacenza. Para su sorpresa, durante su estadía en el medio de la arbolada, cada día recibía la visita de un perro que le llevaba un pan para alimentarse. La secuencia y la ofrenda se repitió día tras día.
El animal lo tomaba cada día de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli, el cuál, después de ver la escena repetidamente, un día decidió seguir a su mascota. De esta forma, penetró en el bosque donde se encontró con la escena del pobre moribundo. Inmediatamente decidió llevarlo a su casa, lo alimentó y le hizo las curaciones que necesitaba. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquél hombre y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como el.
Cabe decir que otras versiones populares afirman que fue el mismo perro quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias veces, como se refleja en varias estampitas. Además, para algunos historiadores, el redactor de la “Acta brevoria” sería el mismo Gottardo.
Fuente: TN.com.ar