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Publicado: Viernes, 10 Diciembre 2021 13:55
Flexibilizan el cepo a la carne pero mantienen la prohibición para exportar 7 cortes populares.
Impulsan el aumento del peso de faena y el porcentaje de destete, con créditos a tasas subsidiadas destinados a productores de 100.000 millones. Estímulo a la inversión en genética y sanidad animal; y la creación con rango institucional de un Consejo Consultivo que tendrá la tarea de realizar el seguimiento de las medidas tomadas.
El Gobierno decidió flexibilizar las exportaciones de carne a partir del 2022 pero mantendrá el cepo sobre los siete cortes parrilleros que rige hasta el 31 de diciembre.
Así lo comunicó el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Julián Domínguez, tras la reunión que mantuvo con los presidentes de las cuatro entidades agropecuarias. "El escenario es exportaciones sin restricciones", sintetizó el funcionario nacional en la conferencia de prensa. "Es una salida armónica del decreto que vence el 31 de diciembre", agregó.
Así, habrá apertura total para las vacas categoría D, E y F y toros, que según remarcó Domínguez, fue un pedido específico de las entidades. Mientras que se analizará la apertura de la vaca categoría C en abril cuando estén listos los nuevos datos de stock de hacienda. Además, la Cuotas Hilton, 481, Israel, EE.UU, Chile y Colombia quedarán sin restricciones.
Sin embargo, confirmó que seguirá prohibido exportar asado, tapa de asado, vacío, matambre, falda, paleta, nalga y/o cuadrada, los 7 cortes que más se consumen en el mercado interno.
El ministro de la cartera agropecuaria remarcó que previo a los anuncios trabajaron en conjunto con los ruralistas para acercar posiciones sobre la información de producción, sobre todo del stock vacuno, que al 31 de diciembre de 2020 alcanzó las 53,5 millones de cabezas. "Son 1,5 millones de cabezas que se perdieron en los últimos 3 años y son los años de mayor exportación de carne de la historia argentina", indicó.
En este sentido, remarcó que el promedio de exportación de los últimos 20 años fue de 14,75% de la producción argentina mientras que en los últimos 4 años llegó al 27,5%.
"Tenemos el objetivo de liderar a nivel global la posición de Argentina. Aspiro a que el próximo Ministro de Agricultura pueda anunciar la exportación de un millón de toneladas", remarcó Domínguez.
Además, anticipó un acuerdo con los frigoríficos exportadores para destinar una oferta adicional de 20 mil toneladas de carne para las Fiestas.
Los anuncios que se dieron están marcados dentro del Plan GanAr 2022-2023, en el que se marcan los lineamientos de la política hacia la ganadería para los próximos dos años.
El Plan, realizado junto al INTA, el SENASA y las Universidades públicas, contempla beneficios como un nuevo esquema de exportaciones para la comercialización de todas las vacas categorías D, E y F; el impulso al aumento del peso de faena y al porcentaje de destete, con créditos a tasas subsidiadas destinados a productores de 100.000 millones de pesos; el estímulo a la inversión en genética y sanidad animal; y la creación con rango institucional de un Consejo Consultivo que tendrá el tarea de realizar el seguimiento de las medidas tomadas y posibles readecuaciones futuras.
A Domínguez lo acompañaron el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y el de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, quien participó en forma remota. Además participaron la vicegobernadora de Entre Ríos, María Laura Stratta; el ministro bonaerense de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez; y la titular de la cartera pampeana de Producción, Fernanda González.
"Buscamos todavía una mayor apertura"
Los presidentes de las entidades de la mesa de enlace quedaron conformes con la medida del Gobierno pese a que esperaban que se libere de forma total el mercado.
"Hoy conseguimos que la cuotificación de exportaciones se elimine, algo que hizo mucho mal a la ganadería argentina durante este año", dijo Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina.
El presidente de Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni, aseguró que "nosotros considerábamos que las medidas de cierre y de cuotificación de exportaciones eran desacertadas y estas medidas nos dan la razón", afirmó Achetoni en diálogo con los periodistas que se encontraban en el lugar.
Sin embargo aclaró que es solo una parte de los pedidos que le hicieron al Ministerio de Agricultura: "Buscamos todavía una mayor apertura en las exportaciones", aseguró. Y agregó: "Estamos de acuerdo con todo lo que habilitó, pero no con lo que no se habilitó".
En la misma sintonía, Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, aseguró estar de acuerdo con estas medidas "porque quedó en evidencia que son reclamos justos que veníamos haciendo desde hace tiempo".
Asimismo, remarcó que en la reunión se afirmó que "no se van a incrementar las retenciones en trigo y maíz, ni tampoco en carne".
Dijo también que todavía "faltan medidas y falta ajustar", pero que "los puntos que se cambiaron es una evolución a favor nuestros reclamos". Y concluyó: "Ahora buscamos que se concrete".
"Pedimos que se garantice todos estos anuncios y el Ministro nos prometió que lo iba hacer", dijo por último Elbio Laucirica, titular de Coninagro. "Nos da previsibilidad y confianza", cerró .
Fuente: Esteban Fuentes - Clarin.com
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Publicado: Lunes, 06 Diciembre 2021 11:36
En la discusión por los precios, se cuela la idea de que “el pasto que comen las vacas no tiene costo”. El impacto del mixer, entre otras tecnologías que modernizaron la actividad.
El trasfondo de la meneada cuestión del precio de la carne y la tentación de abaratarla en nombre de “la mesa de los argentinos”, es la visión bucólica que prevalece en el imaginario colectivo acerca de lo que es la actividad ganadera. Una imagen alimentada por propia tropa, tan proclive a seducir a la sociedad con la imagen cautivante de las vacas pastando.
Ya hace unos cuantos años me sorprendió un taxista, con una típica lección de economía: “a mí cuando me suben la nafta tengo que subir la tarifa. Ahora, cuando sube la carne ¿es porque subió el pasto?” Así debe pensar, por ejemplo, el secretario de Comercio, Roberto Feletti. La conclusión es que "estos señores ganaderos son especuladores que se aprovechan de la demanda china para llenarse de dinero con el pasto". Que es gratis y además, según dijo esta semana la conductora y modelo Ursula Vargues, es de todos.
Bueno, los tiempos cambian. La teoría del pasto no corre más, y nada mejor para ejemplificar que contar la historia de una herramienta que se ha convertido en infaltable: el carro mezclador de raciones, el “mixer”. Hace cincuenta años no existía.
Como todos los fenómenos de avance tecnológico en ganadería, siempre es el tambo el que toma la punta. El tambo era básicamente un rodeo de cría que se ordeñaba. La evolución ha sido fascinante. A mediados del siglo pasado, los tamberos ordeñaban a mano, con “apoyo” del ternero, que estaba al pie de la madre todo el día. Y se lo apartaba al momento del ordeñe. Las vacas solo comían pasto, producían ocho litros, la mitad para la cría y la mitad para la venta.
De pronto, llegó la ordeñadora mecánica. Al tiempo se vio que convenía colocarla adentro de un tinglado. Y alguien descubrió que la vaca entraba mejor si se la tentaba con un bocado de ración. Apareció el balanceado y tuvo otro efecto: el aumento de la producción de leche por vaca y por día. Un golpe de soguita para las vacas menos productivas, dos golpes para las que rendían más. Y ya se apartaba al ternero, porque encima se empachaba.
Fue polémico, porque el tambero no estaba acostumbrado a firmar muchos cheques. A pesar de que los resultados eran contundentes, parecía que la lechería se contaminaba con métodos foráneos. Se evaluaba que el más eficiente era el que daba menos granos por litro de leche producía.
A mediados de los 80 arranca el silo de maíz. Ahora teníamos dos interferencias: el balanceado y “la reserva forrajera”. A alguien se le ocurrió juntarlos en un carro. Llegó el mixer. Cuando se generalizó, los productores dieron otro paso al frente: se convirtieron en chef de sus vacas. No quisieron comprar más balanceado, que al fin y al cabo se hacía con su propio maíz. Empezaron a comprar subproductos como el afrechillo, la hez de malta, la semilla de algodón. Aparte del silo de picado fino, de maíz, sorgo o pradera. Y luego, cuando llegó la industria del etanol, la burlanda.
El mixer es la única herramienta que no puede estar en manos de un contratista trashumante. Hace falta al menos uno en cada explotación, porque las vacas comen todos los días y más de una vez por día. La demanda creció en forma explosiva. A principios de los 80 había un solo fabricante, don Darío Minervino en Chivilcoy. Todo un pionero, pero chocó contra la tradición de la vaca procurándose el pasto de cada día. Era lo más barato. Pero poco a poco se fue descubriendo que lo barato es carísimo cuando no existe. O cuando tenemos que producir parejo todo el año, y más durante el invierno que es cuando las usinas necesitan leche.
Hoy hay mixers de todos los gustos. Y lo mismo pasa en Brasil, donde a pesar de ser los mayores exportadores de proteínas animales del mundo, venían progresando con retardo respecto a nuestra ganadería. Hoy están a full, y aquí también. En la provincia de Córdoba, que lidera en todos los avances tecnológicos, ahora se vive la era de la estabulación, lo que redobla la demanda de carros mezcladores. Enorme competencia entre marcas emblemáticas: Mainero, Akron, Montecor, Gea, M&S.
La ganadería ya no es lo que era. Si no cambiaba, ya hubiera desaparecido.
Fuente: Héctor Huergo - Clarín.com