Los últimos días del general San Martín
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- Categoría: Interés general
- Publicado: Miércoles, 17 Agosto 2022 14:07
Asistido por su yerno y su hija, el hombre que libertó la América del Sur se recostó por última vez para descansar eternamente. Dejó el legado de su coherencia, pero sobre todo su ejemplo y virtudes. El relato de Mariano Balcarce y los detalles de su partida. A las 15 del sábado 17 de agosto de 1850 suspiró por última vez.
las 3 de la tarde del sábado 17 de agosto de 1850, en Boulogne-sur-Mer, lejos de su adorada patria, don José Francisco de San Martín y Matorras pasaba a la inmortalidad de la misma forma en que vivió, sencillo y austero.
Hasta en sus últimos momentos el General fue un hombre íntegro. Sabía que la tempestad llegaba al puerto. Asistido por su yerno y su hija, el hombre que libertó a la América del Sur, se recostó por última vez para descansar eternamente.
Su yerno Mariano Balcarce narró ese momento con suma emoción: “Al privarnos la Divina Providencia de un padre tierno y virtuoso, parece que hubiese querido suavizar nuestro dolor, haciendo que sus últimos momentos fuesen sin sufrimiento alguno visible, y con la serenidad que inspira una conciencia sin tacha”.
Sus últimos días
La mala salud acompañó a San Martín desde temprana edad, y sus últimos días no iban a escapar a dicho flagelo. Tanto es así, que en julio decidió trasladarse a Enghien para que los baños termales le otorguen algún tipo de alivio a sus dolencias reumáticas y a su gastritis crónica. Sin embargo, decidió adelantar su regreso a Boulogne desoyendo los consejos de su hija Mercedes y de su yerno, que habida cuenta el clima frío y húmedo que allí imperaba, recomendaban no apresurar el regreso.
Seguramente la ansiedad por retomar su rutina y gozar de la compañía de sus nietas María Mercedes y Josefa hayan sido los motivos que llevaron al viejo guerrero a no tomar en cuenta el consejo de sus queridos hijos.
Instalado en su hogar en el 105 de la Gran Rue, donde gozaba al máximo del amor y de la compañía de sus nietas, decidió el 6 de agosto viajar en carruaje pero, al momento de regresar a su casa, no pudo descender por sus propios medios, teniendo que recurrir a la ayuda de sus criados, que debieron llevarlo a su habitación.
La tormenta que lleva al puerto
Los temores de Mercedes y Mariano de regresar a Boulogne fueron ciertos, pues por el mal tiempo San Martín no pudo realizar sus ejercicios y caminatas que le eran tan necesarios, perdió el apetito y fue postrándose gradualmente. Aunque esos padecimientos, que destruían sus fuerzas físicas y su constitución que había sido tan robusta, respetaron su inteligencia. Conservó hasta último momento la lucidez de su ánimo y la energía moral de la que estaba dotado en alto grado.
Durante la noche del 13 de agosto fue víctima de severos y agudos dolores estomacales, los que soportó con su acostumbra entereza; no obstante era consciente que estaban transcurriendo sus últimos días, tal es así que sin perder su sonrisa le dijo a su hija:
“C’est l’orage qui méne au port”. “Es la tormenta que lleva al puerto”.
Algo repuesto de la grave recaída del día 13, refería Mariano Balcarce que:
“... aunque débil, nada podía anunciarnos que su existencia estuviese tan próximamente amenazada. El 17 se levantó, se vistió y pasó la mañana recostado sobre un sofá en el cuarto de Merceditas, almorzó sin repugnancia, estuvo conversando con nosotros. Poco antes de la una, nos dijo que se sentía algo agitado de los nervios, y viendo que no se calmaba con la prontitud que otras veces, mandamos llamar a su médico, a quien quería y apreciaba mucho...”.
El Dr. Jordán acudió nuevamente para asistirlo, concluyendo que la aflicción no revestía mayor gravedad. Sin embargo, luego de una leve mejoría alrededor de las dos de la tarde, San Martín padeció un súbito y violento dolor abdominal, y como las extremidades de sus miembros comenzaron a enfriarse, su familia decidió transportarlo del sofá al cuarto de Mercedes, para dar mayor comodidad al enfermo, que mirando a su hija y preparándola para el inevitable final le dijo: “Mercedes, esta es la fatiga de la muerte”.
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Fuente: Perfil.com