Cómo trabajan para recuperar una especie extinta en el país.
En Escobar funciona un centro donde crían artificialmente a estas aves. Es un largo proceso que termina con su liberación en Corrientes.
Disfrazada de guacamayo con una máscara con pico y guantes, con pico también, una de las veterinarias que trabaja en el Centro de Aves y Reptiles de Fundación Temaikén en Escobar alimenta dos pichones. Usa, además, el pico de uno de los guantes para acicalarlos. Estas crías de guacamayo llegaron a la institución con 47 días de vida, derivados por la Dirección de Flora y Fauna.
Para entrar al Centro de Incubación y Recría, que es donde están los pichones, hay que usar cofia, delantal y botitas descartables. Antes de ponerse el equipo, hay que sumergir la planta de los zapatos en lavandina diluida. Tampoco se puede hablar. Los pichones se crían en el máximo aislamiento humano posible.
"Muchos piensan que es fácil cuidar una cría o un pichón, la idea es que el ave llegue a término en el mismo tiempo que si estuviese con los padres", explica Andrés Suares, ingeniero agrónomo, coordinador de Población Animal de Fundación Temaikén.
Temaikén forma parte del Proyecto Guacamayo Rojo, cuyo objetivo es recuperar esta especie extinta en Argentina. Los animales se reintroducen en el Parque Nacional Iberá, un trabajo que se hace junto con la Fundación Rewilding Argentina.
Cómo se crían los guacamayos
"El protocolo es que los críen los padres", expresa el ingeniero agrónomo. Solo por causas específicas y particulares, se realiza la crianza artificial o asistida, como es el caso de los dos pichones derivados por Flora y Fauna.
Los guacamayos rojos están extintos en Argentina hace décadas. En 2015, Rewilding convocó a Fundación Temaikén para trabajar en el proyecto de reinserción, del que también participan otras reservas y ecoparques. Este animal tiene un rol fundamental en el ecosistema. Al alimentarse de grandes frutos es reconstructor del monte por el desplazamiento que hace de las semillas.
"Nuestras parejas en actividad tienen muy buena genética. Sus pichones, además, son muy eficientes cuando son liberados en Corrientes", explica el experto. "Son animales grandes, con buena musculatura y rápidos para aprender", agrega.
Desde 2015, fueron 15 los animales que Temaikén cedió y se liberaron en Corrientes. A los ocho meses, aproximadamente, el ave se va de la fundación de Buenos Aires a Corrientes. Una vez que llega a la provincia del Litoral, empieza un entrenamiento que dura cuatro o seis meses. Recién al año o año y medio, el guacamayo puede ser liberado en el territorio.
Crianza artificial
"Cada cosa que hacés con el animal tiene que ser edificante para el conocimiento biológico de la especie. No es lo mismo estudiarlo bajo cuidado humano que en la selva. En esta institución se puede recopilar toda la información que sea posible. Comportamiento, nutrición, biología reproductiva, todo esto es muy importante para los investigadores y para los proyectos", explica.
La recuperación de una especie extinta es una tarea que requiere muchos años de trabajo. "Un guacamayo es adulto a los seis o siete años. Recién entonces forma pareja reproductiva", dice el especialista. "Es fundamental que el ave sea abundante, mil ejemplares en silvestría sigue siendo poco porque, de golpe, por un envenenamiento se pueden morir cien", explica.
Recién en los próximos 10 o 20 años, este animal podría dejar de ser una especie extinta en el país para convertirse en una especie en estado crítico. Solo dentro de varias décadas de trabajo y condiciones ambientales óptimas, los guacamayos podrían volver a ser una especie frecuente en el territorio nacional.